Clara, una cooperante apasionada y escritora aficionada, decidió compartir su vida a través de un podcast. En cada episodio, Clara narraba sus experiencias, reflexiones y pasiones, creando un espacio íntimo y sincero para sus oyentes.

En uno de sus episodios, Clara se preguntó: «¿Qué queda de las bibliotecas de los escritores bibliófilos muertos?» Reflexionó sobre cómo las obras de autores que una vez fueron mitos, después se desvanecían en el olvido. «Lo que me robaron y lo que no me robaron», decía, refiriéndose a las experiencias y recuerdos que había perdido y conservado a lo largo de su vida.

Clara hablaba de su búsqueda constante por encontrar significado en lo que había y lo que no había en su vida. «Lo que tengo, de lo que me libro», repetía, mientras sentía cómo se encerraba en su mundo de palabras y envejecía, sintiendo que no acababa de estar contenta con su vida ni con su final.

Recordaba una cita de Murakami: «La muerte no es lo opuesto a la vida, sino una parte de ella. La respuesta son los sueños». Clara se preguntaba si todos podríamos hacer un reinicio, un «re-start», y qué quedaría de ella si se detuviera el mundo y la vida. «La depresión es dormir», decía, reconociendo sus propias luchas internas.

Clara admitía que no era ni sería una escritora conocida ni reconocida, pero seguía buscando un equilibrio en su vida, algo que pocos lograban. Hablaba de la importancia de sentirse valiosas personas y dignas de ser amadas, sobre la importancia de la autoestima y el bienestar emocional. «La ira, el rencor, ¿dónde se quedan?», se preguntaba, mientras reconocía a esas personas que hoy en día no le hablaban.

Al final del episodio, Clara compartía una anécdota: «Después de pasar por caja, algunas costumbres han de terminar, morir para vivir». Con una sonrisa, concluía su relato, dejando a sus oyentes con una mezcla de confusión, melancolía y esperanza, recordándoles que, a pesar de todo, siempre hay espacio para soñar y reinventarse.