El recluta patoso entró en formación.
Quién recordaría su historia. Sus momentos de ensoñación, o de interés o, más allá del interés, de posesión e, incluso, de celos (sí, i un pato celoso i).
El recluta patoso entró en formación con su gran mochila. En su gran mochila había todo y nada a un tiempo pero, sobre todo, muchos libros.