¿Qué harás cuando te jubiles?, nos preguntamos mientras nuestro taxi estaba parado en mitad de aquel atasco en ciudad de Panamá.
Yo me quedé callado, pensando, sin saber qué decir. ¿Qué haría diferente? ¿Por qué esperar a la jubilación para hacer algo diferente?
“Porque estaba seguro, claro, de que mejoraría todo en mi vida, mejoraría el trazo de aquellos relatos.
Iba tan mal la cosa que ya no podía empeorar y, por tanto, solo podía mejorar, no tenía lógica que me quedara toda la vida en aquel nivel tan irregular y etéreo.
Porque notaba (o quería pensar) que aún no era yo, aunque, eso sí, sospechaba que un día sería por fin yo, solo era cuestión de paciencia.” (*)