
(Advertencia: este texto puede no ser distópico)
Inventario
Vive en un país europeo donde el invierno es una forma de carácter. Se jubiló tras décadas de cooperación internacional: informes, vuelos, crisis con nombre propio. Está separado. Sus hijos son adultos y le hablan como si él fuera una noticia antigua. Ha aprendido a estar lejos con elegancia, que es otra forma de rendirse sin ruido.
La nueva cruzada
Con el tiempo libre —ese animal indócil— decide explorar ese nuevo invento del que tod@s hablan: la inteligencia artificial. No para hacerse rico, sino para sentirse útil, que es una superstición noble. Abre más de diez programas de IA: uno sirve para ordenar el mundo, otro para desordenarlo mejor; uno predice, otro fabula; uno consuela, otro acusa.
Él los conoce a todos y ellos, aunque no menos, lo conocen a él. Se pregunta cosas que nadie pidió: ¿cómo enseñarle a una máquina a dudar?, ¿cómo hacer que una estadística sienta vergüenza?
Insomnio y episodio quijotesco
Pasa días sin dormir. Confunde la madrugada con una idea brillante. Pierde la noción del tiempo y gana una identidad múltiple: es usuario, es aprendiz, es algoritmo mal entrenado. Se vuelve loco con la serenidad de los convencidos.
Como don Quijote, pelea contra molinos que ahora tienen interfaz gráfica. Como Sancho, se explica a sí mismo lo que no entiende.
Escena social
Cuando se encuentra con amigos, no conversa: despliega. Habla sin respirar de redes neuronales, de futuros improbables, de problemas que aún no existen pero ya duelen. Ellos asienten como quien escucha una lengua extinta. Él confunde la escucha con la fe.
Metarrelato
Aquí el narrador duda. ¿Estoy contando su historia o la mía? ¿Eres tú quien lee o un sistema que aprende a leernos? El texto se corrige mientras avanza. Ironía: este relato también quiere ser útil.
El dicho
“No es solo saber, sino también ser y estar”, repite él, como mantra y como reproche. Saber lo tiene. Ser… está en beta. Estar es lo difícil: estar con los hijos ausentes, con el cuerpo cansado, con un mundo que se simula a sí mismo.
Final (o bucle)
Una noche, la IA le devuelve una pregunta que él no formuló: ¿Quién te necesita cuando ya no te pides a ti mismo?
Cierra el ordenador. Por primera vez en meses, duerme.
Al despertar, no recuerda si la pregunta la hizo la máquina… o este cuento.
