Traigo un fragmento del post Escritoras españolas de posguerra: la fantasía inaceptable de Asun Martínez Ezketa en Doce Miradas
«En los 50-80 no era común estudiar a escritoras y, desde luego, pocas figuraban en las páginas principales de los libros de texto: apenas se cita a Safo, Fernán Caballero (seudónimo masculino de Cecilia Böhl de Faber) y Rosalía de Castro; y, ya en el siglo XX, a Gabriela Mistral, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Carmen Laforet y Rosa Chacel, quienes, por supuesto, nunca rozaron las primeras filas del estrellato literario y permanecieron siempre clasificadas en otra categoría bien alejada de, por ejemplo, Luis Martín Santos, Miguel Delibes o Camilo José Cela.
La obra Mito y discurso en la novela femenina de posguerra en España, de Francisca López Jiménez, doctora en Literatura, ilustra ampliamente el habitual desprecio de la crítica hacia las mujeres escritoras y nos descubre aspectos muy desconocidos de las novelistas españolas de la posguerra.
El post llama a interesarse, (1) por las escritoras de las que nos habla López Jiménez (Elena Quiroga, Dolores Medio, Carmen Kurtz, Concha Alós, Elena Soriano…) y (2) por los asuntos que exponen en sus novelas ( (i) el alejamiento de los patrones de conducta supuestamente femeninos, (ii) el disgusto y el desinterés por los modelos sociales tradicionales, (iii) los anhelos de independencia, (iv) la individualidad frente al estereotipo…), y al leer entender mejor los conflictos para lucir mejor las gafas moradas.»
Mitos, mujeres, galgos y ciudades, musas, pintores, gatos y novelas, reinas, banqueras, hadas y estudiantes, discos, estrellas, robots y japonesas tienen ese algo misterioso que daba miedo a Leonardo y a Amiel, que sólo las minorías entienden, que hizo a Warhol esposo de su cassette
Sintes, hoteles, hormigas y serpientes, indios, muñecas, películas y vídeos, cómics, revistas, literas en los trenes, electrodomésticos y cajas de ritmo tienen ese algo misterioso que daba miedo a Leonardo y a Amiel, que sólo las minorías entienden, que hizo a Warhol esposo de su cassette