No había en sus expresiones nada que no se relacionara con las de sus personajes, pues él mismo fue un personaje de Forges. Su muerte no sólo es una mala noticia porque Forges deja un vacío, es nuestro mundo el que se queda vacío sin sus metáforas. El suyo es, ha sido, un testimonio diario sobre la ineptitud, contra el lugar común y contra el cinismo, sobre lo que cada español tiene también de los defectos que cada español denuncia. España sin Forges es un país mutilado, mucho más triste. (Juan Cruz)
Y al mismo tiempo que Forges observa nuestras coronillas con unas alitas y una sonrisa desde los cielos, me pregunto cuántos dibujantes harán con él, lo que él tan bien hacía cuando uno de los grandes la palmaba. Porque Forges es uno de los más grandes, uno de es@s que nos reconciliaban con nuestra vida y con la humanidad, con nuestro Madrid, que nos mata y nos salva, incluso a los madrileños que hace tanto tiempo vivimos lejos de nuestra gran ciudad.
Cuántos momentos de media o gran sonrisa o de delirio, no solo con sus viñetas sino con sus palabras en la radio, su dominio de la lengua y del lenguaje…porque en directo era tan genial y fresco como en papel…un autor total, único, irremplazable…
Las calles un poco más tristes por un tiempo, solo por un tiempo, el que el humor pueda permitir, porque ya sabemos que pase lo que pase el muerto al hoyo y el vivo al bollo…y the show must go on querid@s…porque Forges seguirá ahí todavía por un tiempo…
Con él morimos un poco todos, en especial los madrileños, que tal vez no somos todos tan malos…y aquí la prueba…