«Uno es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas.» El arte de la fuga, Sergio Pitol
Sergio Pitol (Puebla, 18 de marzo de 1933–Xalapa, 12 de abril de 2018) fue un escritor, traductor y diplomático mexicano. Su vocación lo volcó hacia la promoción de los derechos humanos en México y al cuestionamiento de orientaciones políticas que coloquen al ser humano por debajo de la razón de Estado.
Dentro de su obra narrativa, se pueden destacar dos etapas:
Primera etapa. Iniciada con sus primeros cuentos, los de Tiempo cercado e Infierno de todos, marcada por tintes nostálgicos y un tanto negativos, definida por él mismo como un intento de escapar de un mundo asfixiado y enfermo. En el período en el que escribió estos cuentos se entregó a la lectura de William Faulkner, puesto que en sus novelas encontró un mundo con el que se sentía claramente identificado: el de los terratenientes del sur de Estados Unidos después de la Guerra Civil, gente que vivía en grandes casas, que padecía enfermedades de todo tipo y vivía arruinada, sin lograr adaptarse al mundo contemporáneo. Un mundo lleno de niños que nacieron después del desastre: niños huérfanos, enfermos, amedrentados.
Segunda etapa. La segunda etapa se conoce como la de los viajes, donde el protagonista es una especie de peregrino laico, un joven ansioso por descubrir los misterios de la naturaleza humana. En esta etapa Sergio Pitol se centra en ahondar en la psicología de los personajes, (la mayoría mexicanos) planteándose algunos dilemas morales. Un ejemplo característico sería el relato Cuerpo presente, con el que precisamente se inició la segunda etapa. En ella, hace un registro de los personajes y lugares que fue conociendo, aunque utilizara el lugar solamente como marco escénico.
Llama la atención que los cuentos de Sergio Pitol sean siempre un cuento dentro de otro cuento, recuerdos dentro de otros recuerdos, autobiografías revisadas que le van descubriendo poco a poco lo que él mismo es, nunca nada es directo, uno tiene que desenvolver el cuento, muñeca rusa, caja de sorpresas, Jack in the box broma que salta a la cara, pastelazo, víbora que pica cuando uno cree estar a punto de domesticarla. Cuatro textos son sus cuatro puntos cardinales: (1) Vals de Mefisto, (2) Nocturno de Bujara, (3) El viaje y (4) El mago de Viena.