La poeta uruguaya Ida Vitale (Montevideo, 1923) ha sido galardonada con el Premio Cervantes 2018. El considerado como Nobel de literatura en castellano está dotado con 125.000 euros. Inscrita en la tradición de las vanguardias latinoamericanas, Vitale, cuya obra está caracterizada por poemas cortos, una búsqueda del sentido de las palabras y un carácter metaliterario, es representante de la poesía esencialista. El premio valora «su lenguaje, uno de los más reconocidos en español».
Considerada miembro de la llamada Generación del 45, junto con Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti, estudió Humanidades y se dedicó a la enseñanza. Fue profesora de Literatura hasta 1973, cuando la dictadura la obligó a exiliarse en México durante una década (1974-1984).
En su larga carrera literaria ha escrito: La luz de esta memoria (1949), primer poemario al que le siguieron Palabra dada (1953), Cada uno en su noche (1960), Paso a paso (1963), Oidor andante (1972), Jardín de sílice (1980), la antología Fieles(1976-1982), Elegías en otoño (1982), Entresaca (1984), Parvo reino (1984), Sueños de la constancia (1988), Serie del sinsonte (1992), Procura de lo imposible (1998), Reducción del infinito (2002), Plantas y animales (2003), o El Abc de Byobu (2005).
En septiembre de 2010, publicó en España Mella y criba (poemario). Entre sus ensayos, destacan Arte simple (1937), El ejemplo de Antonio Machado (1940), Cervantes en nuestro tiempo (1947), La poesía de Basso Maglio (1959), M. Bandeira, C. Meirles y C. Drummond de Andrade: Tres edades en la poesía brasileña actual (1963), La poesía de Jorge de Lima (1963), La poesía de Cecilia Meireles (1965).
Exilios
…tras tanto acá y allá yendo y viniendo.
Francisco de Aldana
Están aquí y allá: de paso,
en ningún lado.
Cada horizonte: donde un ascua atrae.
Podrían ir hacia cualquier fisura.
No hay brújula ni voces.
Cruzan desiertos que el bravo sol
o que la helada queman
y campos infinitos sin el límite
que los vuelve reales,
que los haría de solidez y pasto.
La mirada se acuesta como un perro,
sin siquiera el recurso de mover una cola.
La mirada se acuesta o retrocede,
se pulveriza por el aire
si nadie la devuelve.
No regresa a la sangre ni alcanza
a quien debiera.
Se disuelve, tan solo.