Agustín Díaz Yanes adaptará la biografía ‘Ida y vuelta’ sobre el escritor y político español escrita por Soledad Fox Maura
La intensa vida de Jorge Semprún (Madrid, 1923-París 2011) bien podría parecer una apasionante trama de ficción sobre el siglo XX europeo. Ahora un nuevo capítulo póstumo se añade a esta existencia ficticia del autor de La escritura o la vida, con una miniserie televisiva de entre seis y ocho capítulos. Una vez más, el punto de partida es la realidad: en este caso la biografía Ida y vuelta. La vida de Jorge Semprún, de la catedrática de Williams College Soledad Fox Maura.
“Si trataras de inventar un personaje como Semprún no te saldría”, explica el director y guionista. “En España siempre ha estado rodeado de polémica, porque somos muy raros. Fue recibido como un afrancesado, aunque él se definía como un rojo español”, comenta Díaz Yanes, y enmarca en este contexto la dura batalla que tuvo como ministro de Cultura con la ley del cine. Lo primero que el director español leyó de él, cuando aún era un veinteañero y estaba afiliado al PC, fue también el primer libro que el intelectual publicó, ese que empezó a escribir en la clandestinidad, El largo viaje. Años después coincidieron en el jurado de un premio literario, pero fue a través de las historias que le contaron dos buenos amigos comunes, Domingo Dominguín y Javier Pradera, como conoció mejor a Semprún. En la biografía de Fox Maura donde dice haber descubierto multitud de historias desconocidas sobre su infancia, juventud y vida parisina.
Fox Maura sostiene que en los informes diarios que escribió para el PC como agente clandestino se encuentra el germen de su pulsión novelística: “Ahí encontró la disciplina de escribir cada día, como en un diario personal que presenta al público. Esto fue lo que hizo con sus libros más adelante. Jorge era consciente de su propio personaje. También estaba obsesionado con dejar un archivo visual. Pudo haber ido a Hollywood, pero decidió seguir adelante con su compromiso personal y político. Su influencia en Costa Gavras o Alain Resnais es evidente; y en Yves Montand encontró a su álter ego de ficción”.