Never stop exploring
Caminando, caminando. Plaza de Sathonay, ese espacio mágico para ser, sentir, vivir, intercambiar libros y otras muchas cosas, está hoy casi vacío. Ojeo uno de los libros y lo vuelvo a dejar.
Yo soy licenciado por la escuela de la vida, sin estrellas en el camino
En el camino hacia la plaza de Terreaux paso por la carnicería «Chez Assouz», siempre abierta, con ese venerable señor y hoy con la sola clientela de un amigo que le da conversación.
Hablaría con ella si no estuviera tan ciego. Pasea conmigo en esta noche de estrellas, bajo la luz de una luna mejor
Saliendo de la plaza Terreaux, paso delante de una tienda North Face y leo ese letrero «Never stop exploring»
Cubrí mis ojos con mis manos y luego imaginé que estabas ahí disimulando por mí.
Auster sigue luchando con su cáncer y yo con lo mío.
Hoy me di cuenta de los peligros de los venenos. Algunos tan tentadores y letales. Inseguridad y desazón.
Pensaba en escribir un relato que conectara a un explorador del Congo, un exiliado español tras la guerra civil, a Cristina Onassis, al premio Formentor de 2023, y a escritores como Antonine Wauters y Yamone Bernahmed Dalio.
No se puede tener todo. No se puede leer, escribir, vivir todo. Pero algo hay que intentar. Hay que intentarlo
The first cut won’t hurt at all
The second only makes you wonder
The third will have you on your knees
You start bleeding, I start screaming
La cuadratura del círculo es difícil. Hay que seguir explorando. Todo en la exploración es oro (puro).
Never stop exploring.
