Queer es un término tomado del inglés que se define como «extraño» o «poco usual». Se relaciona con una identidad sexual o de género que no corresponde a las ideas establecidas de sexualidad y género heterosexuales o heteronormativas. Existen diferentes aproximaciones al término queer como categoría identitaria. Por un lado, es utilizado como “término paraguas” por la gama de orientaciones sexuales e identidades que van mucho más allá de “LGBT”. Asimismo, el concepto “género queer” es un término general para las personas cuya identidad de género no está incluida o trasciende el binario hombre/mujer.
El término aún se considera ofensivo o despectivo en algunas comunidades más conservadoras; mientras que para otras, es un término que describe una orientación sexual, identidad de género o expresión de género que no se conforma con la sociedad heteronormativa y patriarcal.
Hoy en día, el término ha adquirido un contenido fuertemente político y está vinculado en general a la disidencia sexual, especialmente desde la década del ’90, cuando hubo una fuerte articulación, sobre todo en los países del norte, entre las luchas por las demandas por el reconocimiento de la identidad de género y la orientación sexual, y la respuesta de los Estados a la problemática relacionada con el VIH/SIDA. Además, “queer” es utilizado por muchas personas que no sienten una coherencia entre su sexo y el género que asumen socialmente y tampoco se identifican con un determinado género, ni se orientan sexualmente de forma continua, sostenida o exclusiva, hacia un género socialmente considerado “opuesto”
La Teoría Queer surge en la década de 1990 y parte de los estudios feministas y de la población LGBT. Sus principales representantes se basaron en ideas planteadas previamente por Michel Foucault (con su teoría sobre la sexualidad), por Jacques Derrida (respecto al deconstructivismo) y por Monique Witting y por Adrienne Rich (con el tema de la heterosexualidad obligatoria y la existencia lésbica).
El texto que podemos situar como aquel que dio pie al surgimiento de esta teoría es El Género en Disputa, obra de Judith Butler. La filósofa norteamericana argumenta que, hasta entonces, el feminismo había dividido de manera tajante a los seres humanos, es decir, había creado un modelo binario y completamente excluyente entre las personas: ser mujer o ser hombre. Dicha división se basaba en un paradigma hegemónico creado por la sociedad que estipula que el sexo con el que nace una persona determina su género (i.e. femenino o masculino). Como podemos ver, y de manera más general, la Teoría Queer se centra en la concepción de que la identidad de una persona no es fija y no determina quién es; se aleja de los comportamientos y creencias que estipula la sociedad acerca de cómo debe ser un hombre o una mujer. Nos invita a desafiar al mundo binario (femenino/masculino) en el que vivimos para poder romper con los esquemas y normas que actualmente nos rigen.»
En definitiva, para la Teoría Queer es imperativo deconstruir el heterocentrismo, es decir, el discurso normativo hegemónico que modela a nuestra sociedad y que prescribe el “deber ser” de los individuos. Debido a esto esta teoría no busca fortalecer ningún tipo de identidad en especial, sino deconstruir el mundo binario en el que vivimos, cuestionar la sexualidad dominante (la cual lo único que hace es etiquetar para después dar pie a la estigmatización y a la discriminación) y no asumir una sola verdad.