Flores Raras nos cuenta que Koleka Putuma debuta con la recopilación de poemas ‘Amnesia Colectiva’, un ‘best seller’ ya publicado en español: Amnesia Colectiva es un alegato feminista. No solo habla de la violencia sexual contra las mujeres en su país, que alcanza cifras de epidemia, sino que se atreve a nombrar un tema tabú en la sociedad sudafricana: las violaciones dentro de la familia. En un momento en el que los mensajes feministas son procesados para su posterior venta al por mayor, Putuma escarba en las heridas más purulentas de su entorno y escribe un verso que ha estremecido más allá de las fronteras de su país (ya puede leerse como grafiti en paredes europeas, o en forma de tatuaje sobre pieles blancas): “No quiero morir/ con las manos en alto/ ni abierta de piernas”. Putuma responde a la cuestión de si las mujeres blancas pueden comprender sus versos del mismo modo que las negras: “No lo sé, no soy blanca. Los blancos se sienten atraídos por la vida negra hasta el punto de apropiarse de ella”.
La autora se muestra reflexiva ante el éxito de su primer poemario. Como activista feminista y queer habituada a moverse en círculos de las artes escénicas y las actuaciones, para Putuma fue impactante verse en la lista Forbes de los jóvenes más influyentes de África. Cree que la irrupción de las mujeres negras es una oportunidad que entraña riesgos para el trabajo radical: “Utilizan nuestras voces para promover su agenda. El momento requiere mucho discernimiento”. Asegura que lo que que más la enorgullece es de la efervescencia de los slams de poesía entre los jóvenes de su país: “Están creciendo rápido. Los jóvenes gravitan hacia ellos porque allí encuentran lo único que necesitan para encontrar su lugar en el mundo: libertad de expresión y una comunidad”.
Koleka Putuma no solo se suma a la ola de autoras africanas de éxito en el mercado occidental como Chimamanda Ngozi Adichie, NoViolet Bulawayo o Kopano Matlwa, sino que parece romperlo todo cuando recita: los prejuicios sobre los privilegios y la ceguera política de su generación. Y la imagen única de cómo debe de ser la mujer africana que lucha.