Siguiendo con el anterior post, Elena Poniatowska, compromiso y polifonía testimonial, Poniatowska ha escrito una variada gama de géneros: cuentos, novelas, crónica, teatro y poesía. Como creadora, (1) se apoya en los recursos de la entrevista y la investigación periodística e histórica, y quizá por ello (2) su narrativa tiene mucho de testimonio, de reportaje de investigación.
En su obra, destacan las biografías de reconocidas mujeres como Tina Modotti, Angelina Beloff, Leonora Carrington y otras muchas.
Para referirse a las crónicas escritas por Poniatowska, se suele emplear el término de polifonía testimonial, vinculado a una propuesta política de representación. La autora recurre al testimonio para construir la narración, siendo polifónico porque recoge opiniones de distintos personajes que protagonizan los acontecimientos reseñados, habitualmente de perfiles muy diversos. En sus crónicas, los testimonios se entrecruzan y confrontan, con un resultado de contrapunteo. Se trata de un ejercicio de registro no sólo de la opinión, sino de la forma de expresarla.
En cuanto a sus influencias, su uso de la entrevista y el testimonio quizá vino marcado por el trabajo que ejerció como asistente de Oscar Lewis, con el que aprendió a aplicar sus técnicas sociológicas. Pero, desde técnicas semejantes, Poniatowska alcanza conclusiones opuestas que buscan una respuesta moral.
Entre los temas constantes de su obra encontramos (1) la presencia de la mujer y su visión del mundo, (2) la Ciudad de México con su belleza y sus problemas, (3) las luchas sociales, (4) la vida cotidiana, (5) la literatura, (6) la denuncia de injusticias y la crítica social.
Su bibliografía persigue un consejo de Gabriel García Márquez: «hacer periodismo para no perder tierra, para conocer la vida menuda, donde se encuentran las grandes historias entre lo cotidiano y lo insólito». Octavio Paz señaló que, en su prosa, se descubre el “arte de escuchar” (tan poco extendido y difundido en estos días…con sus noches).