Viene de Decisiones por etapas (parte IV)
Paula me contó que seguía seca, sin escribir, que su último intento había sido apuntarse a un taller de escritura a distancia, y que sí, que el taller estuvo muy bien, pero que había salido un poco frustrada, que su problema (o así lo creía ella claro) no era la técnica y «todas esas cosas» (entrecomillado suyo, de Paula me refiero), sino la perseverancia, el tesón, la motivación, buscar un incentivo para escribir.
Paula me dijo que había escrito solo tres malas historias durante el taller, pero que no había podido terminar. Pero gracias a la profesora, («que estuvo super bien»), se habían apiadado de ella y le habían dejado repetir: tenía el dudoso honor de ser ¡ la primera alumna que repetía el taller de relatos !», me dijo con frustración.
Para ser exactas, había escrito tres relatos y medio. Uno a medio terminar, ese relato «¿Qué pasa?», «Sobre ese niña que se escapa de su casa y regresa para darse cuenta de que sus padres no están«, «que por cierto era una «adaptación libre» de un relato de Auster», y «aunque la profesora me dijo que tenía potencial, luego me gritó: «¡ pero cómo se le ocurre plagiar a Auster !, ¡con la devoción que hay este pueblo por Auster !«. Y Paula me dijo que le contestó: «Contra el fracaso del mundo sólo hay una defensa: el acto creativo«. Yo le dije con un suspiro: «Ah, estupendo el poeta Kenneth Rexroth». «iClaro!», me respondió Paula.
(La cita de Kenneth Rexroth aparece en «4 3 2 1» de Paul Auster (página 597 Ed. Faber & Faber)
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