En La pintura retrata las heridas de la brecha de género se nos cuenta que la mujer ha pasado a través de la historia del mercado del arte con la irrelevancia de un copo de nieve en una avalancha. En nuestros días, poco ha cambiado. Un reciente trabajo del economista Roman Kräussl, para la publicación alemana Manager Magazin,revela que la expresión artística con mayor éxito comercial es un club privado de hombres. No hay ninguna pintora entre los 50 artistas que más vendieron el año pasado en subasta. Ha pasado el cedazo por 113.000 transacciones y 725 casas de pujas. Nada. Solo, al fondo, el eco hiriente de aquellas declaraciones que en 2013 lanzó en el semanario Der Spiegel el artista George Baselitz: “Las mujeres no pintan muy bien. Es un hecho. Hay, desde luego, excepciones. Agnes Martin o en el pasado Paula Modersohn-Becker. Me encanta ver alguna tela suya. Pero no es Picasso, no es Modigliani ni es Gauguin”.
Un cambio en marcha
El arte, diríase, refleja la misma discriminación sistemática hacia las mujeres que otros mundos. De ahí que también ganen menos. Kräussl analizó 1,5 millones de ventas en subasta de 66.442 artistas entre 1970 y 2013 y halló que el precio medio por transacción era de 48.212 dólares (39.800 euros) para los hombres y de 25.262 (20.900 euros) en las mujeres. “Esta brecha solo la pueden cambiar los coleccionistas. Las cuotas, por ejemplo, son inútiles y contraproducentes. Únicamente cuando los coleccionistas compren prioritariamente obras de mujeres en galerías y ferias de arte las cosas serán distintas”, observa el economista. Es difícil establecer esa discriminación positiva. Porque una colección es un relato y cada institución y cada coleccionista construye el suyo. “El mercado debe decir, de lo contrario siempre se sentirán en segunda división, que no ganaron ese espacio por su calidad artística sino por los cupos”, sostiene Kräussl.»
PINTAR UNA INJUSTICIA
Se pinta desde la noche de los tiempos. Quizá por eso está expresión se ha convertido en el fetiche del mercado del arte. Un espacio donde las mujeres han sido ignoradas. ¿Por qué? El sexismo es una respuesta que se percibe en la dificultad que tienen para encontrar galerías y relacionar talento y cotización. El precio más alto en subasta en 2006 de la expresionista abstracta Judith Godwin fue de 26.000 dólares, en 2012, su compañero, Frank Kline, llegó a 40 millones. “El mercado [para las pintoras] siempre ha sido muy reducido y siempre lo será. Pues los ricos están muy desnortados culturalmente y, la mayoría, no fueron bendecidos por el buen gusto”, ironiza el coleccionista y marchante angelino Stefan Simchowitz. “Pues no es solo una brecha de género, afecta a toda la producción cultural”. Un ejemplo. El Instituto Smithsonian se estructura en 19 museos y ninguno de ellos está dedicado a las mujeres.