“Lo de menos era la escritura, entonces creías que al tener talento un día te ibas a levantar y la novela iba a estar ahí. Tenías una ingenua y conmovedora fe ciega en ti mismo que ya quisiera tener ahora, y que ha desaparecido. Solo después descubres que la obra no es una secreción del talento, sino el resultado de la moral del fascículo que me inculcó mi padre: voluntad, constancia y esfuerzo»
«Hemos sido muchos, muy individualistas e impedidos de encontrar energías colectivas que nos unieran. O maestros que reconociéramos». (Antonio Orejudo, El País 2017)
(Conversaciones en un bar a la vuelta de uno de mis largos viajes, de uno de tantos largos viajes…algunos exteriores pero, la mayoría, interiores)
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-Se junta eso con la consideración de lo efímero. Tantas cosas efímeras que nos pasan en nuestros días efímeros, pero que son el centro de nuestras vidas. Y pensamos o creemos, nada comparado a la vida de los grandes, claro. Especialmente para las personas proletarias como nosotros. No proletario tanto en el sentido económico, que también en algunos casos, como en el sentido vital, social, profesional…
-…y, por qué no, ya que es importante, proletarios en nuestro paradójico rechazo y deseo de reconocimiento, quizás como resultado de nuestras frustraciones y la cultura y valores inculcados.
-Pero también es cierto que a veces nuestro oficio sin beneficio es quejarnos de todo, del destino, de nuestro contexto, de nuestra insuficiente o mala suerte en todo, en la familia, en el trabajo y, sobre todo, en el amor. Pensamos que tenemos talento pero no suerte.
-Incluso esas élites a las que odiamos y veneramos a un tiempo, élites económicas, sociales, políticas, intelectuales o culturales, incluso todas esas personas, se quejan en su mundo real por cosas efímeras. Tan efímeras y coyunturales…
-Coyunturales pero tan importantes por básicas: el teléfono no me funciona, o el Whatsapp o el skype o el correo electrónico, mi hijo no estudia o no tiene los amigos que le corresponden, mi familia política, otra vez olvidaron comprar el papel higiénico, oh mi familia política, el precio de la vivienda o del pan, perdimos el partido justo al final y eso que dominábamos y jugábamos mucho mejor…
-Es curioso cómo, salvadas las distancias y los casos carencias básicas reales, que los hay en cantidad y en gravedad, esas cosas tan efimeras preocupan a gentes de todos los continentes…
-Quizás haya algunas pocas cosas que nos podrían unir, como los valores, los ideales, un cierto sentimiento y deseo colectivo de cambiar, dejando el individualismo (tan legítimo por otra parte) a un lado de vez en cuando, o alineando individualidades hacia un fin colectivo.
-Pero es mucho más fácil decirlo que hacerlo, por supuesto. Ya no hay tiempo de esperar(nos)…
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DICIEMBRE |
(Vetusta Morla) |
Miras hacia un lado
siempre rezagado «No tengo tiempo de esperarte» Tienes tanto que decir y yo cansado de oír Ahí te encontré un héroe de otoño un soñador entre los locos me dices mejor te veo en Diciembre ya volveré el año que viene Un paso detrás del otro encuentras el sitio hermoso no he olvidado tus instantes Saltar al vacío parece tu estilo a solas el mar te muestran el rumbo Ahí te encontré un héroe de otoño un soñador entre los locos me dices mejor te veo en Diciembre ya volveré el año que viene x2 |
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