«Nunca temas a la vida, nunca temas a la aventura, confía en la suerte, la suerte, el destino. Vete, ve a conquistar otros espacios, otras esperanzas. El resto se le dará por añadidura».
– Henry de Monfreid
Nunca temas a la vida.
Es fácil decirlo. Nunca temas a la vida. Siempre he mirado con desconfianza todas esas palabras que huelen a libros (baratos o caros o meritorios o merecidos o no) de autoayuda. Pocas cosas son fáciles, al menos ésas que duran y sirven para despegar.
Mi vida ha sido un poco así.
No recuerdo bien parte de mi infancia y adolescencia…
Me casé, tuve un hijo. Me divorcié y me volví a casar….y a separar…creo que ahí perdí varios libros de instrucciones o dejé de oír las palabras precisas o los consejos correctos (aunque quizás no hay palabras o consejos que puedan evitar ciertos momentos)
Y dejaré para otro día contaros un poco más, solo daré un pequeña introducción: Soy una trabajadora humanitaria.
Es un trabajo. Un trabajo diferente y como otro cualquiera. Rutinario y fascinante. Sentido y contradictorio. Un trabajo donde se solapan la cooperación y la anti cooperación, donde como en Macondo todo es posible. Macondo es el mundo, nuestro mundo, el realismo mágico.
Pero había dicho que dejaría para otro día contaros más y tendré que cumplir mi palabra. Os contaré entonces sobre otros espacios, no sé si conquistados, pero al menos visitados. Y en contaros espero yo también añadir valor a esa aventura, para algun@s romántica, para otr@s afortunada…para tant@s su forma de vida…o de vivir…
“N’ayez jamais peur de la vie, n’ayez jamais peur de l’aventure, faites confiance au hasard, à la chance, à la destinée. Partez, allez conquérir d’autres espaces, d’autres espérances. Le reste vous sera donné de surcroît.”