Pasamos nuestras vidas preocupándonos por cosas que no han sucedido y que no sucederán. Lo imposible es sólo lo que nunca ha pasado. Nos gusta culpar a otros de nuestros males pero no podemos culpar a nadie por fallar en sus predicciones en un mundo impredecible.
Lo mejor del futuro es que no lo conocemos. Nuestra vida son los otros, nos conocemos conociendo a otros, descubriendo a los demás. Es evidente que esto pasará, antes o después, mejor o peor, pero nada será igual. Nada debe volver a ser igual, manteniendo lo eterno que nos ayuda a ser: el amor, la amistad, la fraternidad, la solidaridad? La mayor de las alegrías que nos podemos permitir es comenzar. Vivir es bello porque siempre es comenzar, cada instante. Cuando estamos recluidos, estamos enfermos, por mera costumbre, por estupidez, no comenzamos y es como si estuviéramos dormidos.
Sólo podremos recomenzar combatiendo el fatalismo y la atomización que nos atenaza. Volveremos para (1) preconizar lo colectivo sobre lo individual, (2) apostaremos más por usar que por tener, (3) recuperaremos el dinero como un bien común producido socialmente, (4) repartiremos el trabajo y el mercado, (5) ejerceremos la política como una responsabilidad que se ha de renovar cada día, (6) reedificaremos un Estado como un pacto libre entre sus partes, (7) primaremos lo social sobre lo contable, (8) tendremos diplomacia abierta con potentes instituciones internacionales, (9) estimaremos más a los pueblos que a las banderas, (10) consideraremos que el trabajo es un bien moral innegociable, (11) escucharemos siempre y hablaremos menos, (12) no creeremos en la justicia social si hay conciudadanos desterrados, (13) la inteligencia será una emoción común.
No descartemos que en vez de llegar a una superación realista del capitalismo nos invada la codicia y la acumulación, que en lugar de promocionar un federalismo social con poderes públicos transnacionales, cerremos fronteras y nos abriguemos con banderas, que en vez de luchar contra la desigualdad en todos los ámbitos, se bloqueen los ascensores sociales. El futuro lo tienen que escribir unos y otros, nosotros y los otros, todos.
Nuestra vida son los otros (En el Pais) Manolo Mata (23 de Abril de 2020)