Viene de Decisiones por etapas (parte II)
Repasamos entonces lo que habíamos escrito, o lo poco que habíamos escrito. Habíamos escrito un panfleto juntas, tan inspirado en Paul Auster, cuando apenas teníamos 25 años y de eso hacía ahora más de veinte: una historia sobre una mujer que se despierta una mañana para descubrir que tiene una cara diferente; una historia sobre una mujer que pierde su cartera y pasaporte en una ciudad extranjera y vende su sangre para subsistir; una historia sobre una niña que cambia su nombre el primer día de cada mes; una historia sobre dos amigas que dejan de ser amigas debido a una disputa en la que ambas y sus argumentos están equivocados; una historia sobre una mujer que accidentalmente mata a su marido y luego decide pintar cada casa de su vecindario con un tono rojo brillante; una historia sobre un hombre que pierde el poder del habla y se encuentra cada vez más feliz a medida que pasan los años; una historia sobre una adolescente que huye de su casa y luego, cuando decide regresar, descubre que sus padres han desaparecido; una historia sobre una mujer joven escribiendo una historia sobre una mujer joven escribiendo una historia sobre una mujer joven escribiendo una historia sobre una mujer joven escribiendo una historia sobre una mujer joven…
(Con gratitud esta vez a a Paul Auster. 4 3 2 1 Página 564. Ed. Faber & Faber)
Continúa en Decisiones por etapas (parte IV)
En recuerdo en este día a Idir, que ayer nos dejó solos con su música…
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