En el año 2150, la humanidad había alcanzado un nivel de tecnología asombroso, en paralelo a una aguda crisis climática. Las grandes corporaciones multinacionales controlaban el mundo, y la integración de países y religiones parecía una utopía lejana. Sin embargo, en las secas y grises colinas de la Tierra, un misterioso portal desafiaría todo lo que creíamos saber, al tiempo que se convertiría en la última esperanza.
El Dr. Samuel Reinoldo, un científico brillante pero atormentado, descubrió el portal en una remota región de La Mancha. Su equipo de investigación estaba compuesto por personas de diferentes culturas y creencias, un microcosmos de la humanidad. Juntos, se aventuraron más allá del umbral.
Del otro lado, se encontraron con un mundo vibrante y surreal. Criaturas de luz danzaban entre árboles que parecían susurrar secretos ancestrales. Un anciano sabio que encontraron les reveló la verdad: el portal era un puente entre dimensiones, creado por una antigua civilización que había alcanzado la iluminación.
Preguntaron al anciano sobre la única pregunta, el enigma que los habitantes de nuestro mundo buscaban resolver. ¿Cómo podían unir a la humanidad dividida? ¿Cómo disolver las barreras de la religión y la nacionalidad? ¿Cómo resolver la crisis climática? El Dr. Reinoldo transmitió la urgencia de encontrar respuestas.
El anciano les dijo: “No tengo boca y debo gritar”, una advertencia sobre la tecnología sin ética. Pero también les contó sobre las “Flores para Algernon”, sobre que la inteligencia aumentada podría ser la clave, pero ¿a qué costo? Por ello llamaron a Ender Wiggin, un niño prodigio que se unió a la expedición. Sus habilidades estratégicas y su empatía lo hacían único. Había creado el juego de Ender, una simulación de batalla que evaluaba la capacidad de liderazgo. ¿Podría Ender en tan corto tiempo contribuir a encontrar la solución para unir a la humanidad y resolver la crisis climática?
El portal se cerraría pronto. El Dr. Reinoldo tomó la decisión. “La respuesta está en nosotros”, dijo. “La comprensión, la aceptación mutua”. Cruzaron el umbral, llevando consigo la esperanza de un mundo unido.
Referencia
El juego de Ender (Ender’s game) de Orson Scott Card
Anochecer (Nightfall) de Isaac Asimov
Los nueve billones de nombres de Dios (The nine billions names of God) de Arthur C. Clark
El hombre bicentenario (The Bicentennial Man) Isaac Asimov
Flores para Algernon (Flowers For Algernon) de Danie Keyes
La última pregunta (The last question) de Isaac Asimov
El hombre que vendió la luna (The man who sold the moon) de Robert A. Heinlein
No tengo boca y debo gritar (I have no mouth, and I must scream) de Harlan Ellison
Un chico y su perro (A boy and his dog) de Harlan Ellison
Las verdes colinas de la tierra (The green hills of Earth) de Robert A. Heinlein
