El dormilón de Siete Picos

Esto no es un cuento. Es una resaca con pretensiones de parábola.

Y si alguien busca moraleja, que la busque en los escombros.

Yo no soy narrador: soy la voz que se quedó hablando mientras España dormía.

Irving tuvo a Rip Van Winkle. Nosotros tenemos a Julián Pérez, tipógrafo, comunista y madrileño.

1. Madrid, 1930

El rey todavía sonríe en los retratos, pero nadie cree en él.

Primo de Rivera ha caído, y el país respira con miedo, como si se hubiera despertado en mitad de un incendio que aún no empieza.

En las tabernas de Lavapiés se murmura más que se habla: “Esto no aguanta mucho”.

En las paredes aparecen pintadas con tiza: ¡Viva la República! —que al amanecer borra la Guardia Civil con cal viva.

En el Ateneo se discute bajando la voz, Lorca declama versos sobre libertad, y los obreros imprimen panfletos que prometen un país sin curas ni patrones.

Julián, tipógrafo y militante del Partido Comunista de España, cree que el futuro ya está asomando la cabeza.

En su taller, entre plomo y tinta, huele la promesa de una revolución que aún no tiene fecha.

Un domingo se escapa al Camino Smith, en los montes de Siete Picos, buscando un respiro.

El ruido de la ciudad lo ha agotado; la política, más.

Allí, entre pinos y silencio, encontró a una cuadrilla de hombres con boinas y viejas cantimploras.

No parecían excursionistas ni cazadores; sus ropas estaban gastadas, fuera de época.

Cantaban coplas que él nunca había oído, canciones que hablaban de una bandera tricolor que aún no existía.

Uno de ellos llevaba una chaqueta con una estrella roja pintada; otro, un fusil sin brillo ni fecha.

—Bebe, camarada —dijo el que parecía mandar—. Este vino es del futuro. Duerme mientras la historia se emborracha.

Julián rió sin entender del todo. Pero bebió.

El vino sabía a tinta, a pólvora y a algo que todavía no había pasado.

Luego, todo se apaga.

2. El sueño de los justos

Dicen que durmió veinte años.

Dicen que mientras él soñaba, España ardía.

Hubo repúblicas, golpes, generales, banderas, fusiles.

El Partido, su Partido, creyó salvar la República obedeciendo a Moscú.

En nombre de la disciplina, silenció a los anarquistas y persiguió a los suyos.

La revolución se volvió contra sí misma, y él, dormido, se perdió las purgas y las culpas.

Quizá fue mejor así.

3. 1950: El despertar

Despierta con la barba encanecida y la espalda hecha polvo.

El mundo huele a miedo.

En la radio, el general Franco bendice el trabajo y el silencio.

En los muros, las siglas P.C.E. aparecen tachadas con pintura azul.

Los cafés están cerrados o rezan. Las palabras se han vuelto sospechosas.

Julián camina por Madrid como un espectro con resaca.

Busca a su esposa: muerta en el 39.

Busca a sus amigos: fusilados o exiliados.

Busca su imprenta: ahora imprime estampas de santos.

Pregunta por el Partido.

“En Francia, en Moscú, en México… pero no aquí”, le dicen.

Y cuando alguien susurra “comunista”, lo hace bajando la voz, como si nombrara una enfermedad.

4. El espejo roto del mundo

La radio habla del Plan Marshall, de Berlín dividida, de la bomba atómica y de Truman.

Churchill escribe memorias, Stalin limpia archivos, Sartre predica libertad desde un café de París.

En América Latina nacen dictadores de uniforme recién planchado.

En España, la autarquía fabrica santos y hambre.

El mundo se reconstruye mientras aquí se rezan ruinas.

Julián se mira al espejo y no se reconoce.

El hombre que soñaba con la revolución se ha despertado en un país donde la obediencia cotiza en misa de doce.

5. El simulacro

Una tarde encuentra su nombre en una lista oxidada del cementerio del Este.

“Julián Pérez, tipógrafo. Ejecutado, 1939.”

Ríe. “Eso debe ser otro.”

Pero no hay otro.

Su nombre está allí, entre los muertos, certificado por el régimen.

Tal vez él también murió.

Tal vez este Madrid gris es solo el sueño de un fusilado.

6. El narrador interrumpe

Yo, que escribo esto, no sé si Julián despertó o si el dormido soy yo.

Quizá España entera se echó a dormir en 1939 y todavía no ha abierto los ojos.

Unos soñaron con la igualdad y despertaron vigilados; otros soñaron con la patria y despertaron con hambre.

Nadie despertó libre.

Nadie ganó, salvo el sueño.

7. Epílogo o simulacro final

Julián anota en una libreta robada a un cura:

“Dormí veinte años y desperté en un país que sigue dormido.

Los míos mintieron en nombre del futuro; los otros mataron en nombre de Dios.

No hay diferencia cuando la palabra sirve al miedo.”

Y en el último renglón escribe, quizá para ti, lector:

Rip Van Winkle durmió un sueño mágico.

Yo dormí el sueño político de un siglo.

Lo raro no es dormir: lo raro es seguir creyendo que hemos despertado.”

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Nota

El dormilón de Siete Picos es una reescritura libre de “Rip Van Winkle”, de Washington Irving, trasladada a la España convulsa del siglo XX.

Si el campesino de Irving duerme durante la independencia de las colonias americanas, Julián Pérez, tipógrafo comunista, duerme mientras su país se desangra en la Guerra Civil y despierta en la dictadura franquista.

El sueño se convierte aquí en metáfora del letargo político y moral, de las utopías que se corrompen —tanto las de Moscú como las del nacional-catolicismo—, y del precio del silencio colectivo.

La historia juega con la ironía posmoderna, el simulacro histórico y la ruptura del narrador, para recordar que ningún despertar es inocente: todo país que olvida su pasado corre el riesgo de volver a soñarlo como pesadilla.

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About Carlos

Aunque crecí y trabajé en la gran ciudad, he vivido también en una zona rural en España y en Addis (Ethiopia). Me gusta dar paseos por el campo y la montaña. Disfruto con mi familia, con la lectura y cuando me dejo llego a escribir algo. Me gustan los escritores que escriben sobre escritores o sobre el proceso de escribir o de ser, como Paul Auster, Enrique Vila-Matas. Pero también paso buenos ratos con policiacos, sagas y comedias. Soy Doctor Ingeniero Agrónomo y Master en Evaluación y trabajo en temas relacionados metodologías de intervención en cooperación y desarrollo. He tenidos experiencias en cooperación internacional para el desarrollo a nivel ONGD , instituciones y organismos regionales, estatales y Universidades. He sido voluntario, investigador y consultor independiente en temas de desarrollo. He trabajado en temas relacionados con la evaluación de políticas de desarrollo para el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación en Madrid. He trabajado en temas de Evaluación, aprendizaje e investigación como freelance (independiente). He trabajado cuatro años para FAO en Ethiopía en refuerzo de espacios de coordinación, seguimiento y evaluación para la resiliencia…con PAHO/WHO y UNICEF América Latina reforzando capacidades en evaluación y aprendizaje Tengo otro blog igual de raro: Aprendiendo a Aprender para el Desarrollo (TripleAD) https://triplead.blog/
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