Y aquí un texto de Manuel de Lorenzo en El fracaso de escribir, en torno a la figura de Philip Roth
Siempre he pensado que hay algo aberrante en escribir. En intentar trasladar al papel una historia. Es una de esas cosas que a uno jamás le salen como quiere. Se asemeja, supongo, a criar a un hijo o plantar un jardín. El texto siempre parece ir decidiendo su propio camino al margen de la voluntad del autor. Es un proceso utópico e infeliz. Lleno de insatisfacciones. El escritor nunca logra estar a la altura de sus propias aspiraciones. De lo que esperaba de sí mismo como autor. Por eso escribir es, sobre todo, fracasar. Fracasar una y otra vez con la absurda esperanza de no morir en el intento y vencer algún día. Como si Sísifo tuviese alguna posibilidad de alcanzar en el futuro la cima de la colina.
Lo escribía Philip Roth en Pastoral Americana a propósito de una conversación entre los personajes Nathan Zuckerman y Jerry Levov en la que este comenta que «el quirófano te convierte en alguien que nunca se equivoca», añadiendo que es muy parecido a escribir. Zuckerman lo corrige: «Escribir te convierte en alguien que siempre se equivoca. La ilusión de que algún día puedes acertar es la perversidad que te hace seguir adelante». Resulta difícil comprender cómo alguien puede ser tan consciente de su propia realidad y, al mismo tiempo, escribir veintisiete novelas, medio centenar de relatos, una docena de ensayos y dos libros de memorias. Imagino que, a fin de cuentas, y enfocado desde la perspectiva adecuada, el fracaso puede ser una de las claves más importantes del éxito.