Tú empezaste a pensar hace tiempo que no tenía sentido, que en muchos casos el azar había guiado tantas decisiones y, como tu autor de culto mostraba también, varias vidas paralelas son posibles. Sin llegar a ser un nihilista, para ello hace falta una ética y estética de la que careces, te empiezas a preguntar para qué o, lo que es lo mismo, sobre la falta de razón de ser o estar.
Mientras, escribes listas de nombres, tu piensas que con un propósito, aunque no tengan ningún sentido.
Y de que hoy en día poco tiene sentido y ya no se respeta nada, ni a nadie, te das cuenta cuando incluso empiezan a cuestionar tu autor de culto:
En contraste con su personaje literario, Paul Auster no estaba ni solo ni hambriento en los inicios de su carrera literaria. Escribió su primera ficción durante las protestas estudiantiles en la Universidad de Columbia. Además del «exilio», usó su conocimiento del francés, su habilidad como traductor durante el auge de la teoría francesa y numerosas editoriales pequeñas y mecenas, para convertirse en el autor estadounidense más importante en Francia antes de ser famoso en los Estados Unidos. Auster empleó el “bootstrapping” (comenzar con sus propios recursos) y la reputación refractada; contó con la importante ayuda del fundador de la editorial Actes Sud, Hubert Nyssen, y de la traductora Christine LeBoeuf, ambos entrevistados, así como de su editor estadounidense original, Douglas Messereli, y su agente Carol Mann. Sin embargo, a su esposa y «primera lectora», Lydia Davis, no le fue tan bien. Paul Auster: “Bootstrapping” and Foreign “Exile”