Listas. Listas interminables de cosas por hacer, y ese silencio, tan sonoro. Lo que antes hacía entre horas salvajes, ahora lo hago en silencio.
Un submarino con cinco personas ha acaparado más atención que barcos con una lista de cientos de personas con sueños infinitos, pero que terminaron ahogándose…Seguro que no pocos de l@s ahogad@s, sintieron antes de empezar su viaje y zarpar, algo como «I shall be gone and live or stay and die».
Sueños. Yo pretendía escribir como Bolaño, como un salvaje. Porque yo ya escribí sobre todos esos temas que me preocupan. En sueños. Escritos en el aire, sobre el pasado y sobre el futuro.
Yo soñaba con esa vida de maldito, de bohemio, de persona consumida pero viva, sin dientes pero con una gran sonrisa.
Yo soñaba, pensaba, en escribir como uno de mis clásicos del siglo XX, y llenar páginas de frases unidas por “y”.
Yo soñaba con contar, con salir de mi rutina, con decir algo, con dar sentido a mi vida, antes de que mi vida perdiera el poco sentido que le quedaba.
Días raros. Ayer fue un día raro, extraño. Me estoy volviendo más calculador. Tengo que escribir. Ese deseo (o pensamiento) de escribir por las noches o las mañanas. Pero luego nada, no suele llegar. Y eso que tengo pendiente un texto al estilo de Bolaño
Taras. Una amiga me dijo que con una persona normal ella no podría salir. No podría tener una relación estable. Me aclaró, “quiero decir con una de esas personas que no tengan taras”. Yo le contesté que quién no tiene una tara…Pero ella seguía empeñada, sugiriéndome que hasta qué punto una persona sin taras la volverían loca por querer cambiar algo del desorden de su orden, justo un día después de no querer volver a fallar.
«I shall be gone and live or stay and die» (Shakespeare) aparece en la introducción de “El uso del mundo” de Nicolas Bouvier
