
No soy filósofo, ni poeta, ni evaluador. Soy un tipo con gorra, porra y poco café. Me llamo Eusebio y soy el guardia de seguridad del Gran Tribunal Evaluativo de Ciudad Métrica. Mi trabajo es sencillo: que nadie dispare, escupa, ni saque encuestas sin licencia. Pero aquel día… aquel día fue distinto.
Había desaparecido un Informe Final.
Sí, el “Informe Final de Evaluación del Programa Intermunicipal de Fortalecimiento de Capacidades para la Prevención Participativa Basada en Evidencia con Enfoque de Derechos y Género Transversalizado”.
Una joya, según los expertos. Según yo, un tocho de 213 páginas con anexos y sin alma.
A las 09:07 entraron tres personas que no parecían saber qué hacer con sus manos. Eran los tres evaluadores estrella, convocados para resolver el crimen. Tres métodos, tres egos, y una taza de té matcha sin azúcar compartida entre ellos (por protocolo ético, dijeron). Mi instinto me dijo que aquello iba a oler a pie y epistemología.
1. Primero entró El Realista.
Un tipo con gabardina beige y mirada de haber leído a Pawson en el váter.
—“El robo no es lo importante. Lo importante es el mecanismo activado en este contexto. ¿Quién se sintió legitimado para robar?”
Miró el cenicero como si fuera un microcosmos político. Sacó una pizarra y dibujó triángulos.
Contexto (C): El informe se guardaba en un servidor sin contraseña.
Mecanismo (M): Un evaluador frustrado por no ser citado.
Resultado (R): Robo como acto simbólico de resistencia al anonimato académico.
—“No busco culpables. Busco causalidades activadas por condiciones latentes.”
Yo asentí, como cuando uno escucha jazz y no lo entiende pero no quiere parecer idiota.
2. Después llegó la de Contribution Analysis.
Pelo lila, gafas redondas, aura de estudio de caso.
Sacó una carpeta con 19 entrevistas, 6 líneas de tiempo y una teoría del cambio con post-its fluorescentes.
—“Yo no acuso, yo atribuyo. Vamos a reconstruir el story of change de este robo.”
Le pidió al Juez una línea temporal. Al parecer, el informe no fue robado de golpe: fue ausentándose.
—“Primero desapareció el resumen ejecutivo. Luego los gráficos. Finalmente, las recomendaciones.”
—“¡Como un amor mal correspondido!”, suspiró alguien en la segunda fila. Creo que era un antropólogo.
La analista siguió:
—“Identifiqué contribuciones probables: frustración metodológica, invisibilización profesional, y una cafetera que solo funcionaba para quienes usaban SPSS.”
Aplaudieron. No sé por qué.
3. Finalmente, el Theory-Based.
Un señor trajeado, con voz de TED Talk y cara de algoritmo.
—“La ToC fue clara: si el programa fortalece capacidades, entonces mejora la toma de decisiones. Si mejora la toma de decisiones, entonces no desaparecen los informes. Pero el informe desapareció. Ergo: falsamos la ToC.”
Sacó un Excel como quien saca una pistola.
—“Estos son los indicadores no alcanzados. Este es el supuesto que falló: ‘los actores valoran el conocimiento generado’. Mentira. No lo valoraron. Lo robaron.”
Y para rematar:
—“Propuesta: ajustar la ToC. O, mejor aún, ¡evaluarla en tiempo real!”
Yo miré al Excel como quien mira un pez muerto.
No entendí mucho. Solo que alguien en el público lloró. El juez bostezó. Un niño aplaudió.
Veredicto: Crónica de un crimen sin castigo
Cuando el jurado salió, el aire pesaba como un PowerPoint sin animaciones.
El presidente del Tribunal habló:
—“El informe no ha sido robado. Se ha desvanecido en la indiferencia metodológica. Cada uno de ustedes aportó una parte del rompecabezas. El contexto del Realista. La narrativa del Contribution. La lógica del Theory-Based. Pero el informe… nunca fue leído. Esa es la verdadera tragedia.”
Yo apagué la luz.
Pensé en el informe como una criatura herida, exiliada en un pendrive de alguien que ya cambió de correo institucional.
Epílogo:
Desde ese día, Eusebio, el guardia, lleva un post-it en su caseta:
“La próxima vez que alguien quiera evaluar sin sentido, le pediré identificación y propósito.”
Y guarda bajo llave lo único que realmente vale:
una hoja suelta con garabatos, supuestos y una pregunta escrita a mano:
“¿Para quién sirve lo que hacemos?”
¿Y tú? ¿Qué método usarías tú para encontrar un informe perdido… o peor aún, nunca leído?
Déjalo en los comentarios. Prometo no llamar al Theory-Based. (Al menos no de inmediato).
