En Cinco lecciones de Murakami para la vida, Francesc Miralles nos cuenta que algunos críticos literarios afirman que su éxito reside en que es narrativa japonesa para occidentales, motivo por el que Murakami tiene muchos detractores en su propio país. Otros apuntan a que sus tramas suelen ser sencillas y con pocos personajes, con el grado justo de misterio y giros narrativos. Es muy improbable que alguien se pierda en sus novelas.
Sin embargo, eso no basta para explicar el furor que causan entre nosotros sus historias, llenas de extraños acontecimientos, golpes del azar, amantes inesperados, música clásica —o jazz— y algún que otro gato. ¿No será que Murakami está plasmando desde su particular mirada nuestra vida actual? Veamos de qué manera, entonces, su lectura nos enseña a vivir:
1. La soledad es la mejor vía al conocimiento. Cuando nos vemos enfrentados a la soledad tras una separación o muerte, o cuando la buscamos a través de un viaje iniciático, afloran partes de nosotros que antes estaban soterradas. Sin la protección y el ruido de los demás, el encuentro con uno mismo es inevitable, con lo que damos un salto hacia adelante en nuestra propia evolución.
2. El mundo es imprevisible. La segunda lección vital que extraemos de sus novelas es que la vida siempre nos sorprende. Por lo tanto, es absurdo tratar de controlarla o angustiarnos ante posibles amenazas. Si solo podemos esperar lo inesperado, es inútil hacer predicciones. En cuanto a los porqués que pueden surgir para torturarnos, eso nos lleva a la siguiente lección.
3. No busques un sentido. Los argumentos de Murakami se desarrollan en un mundo de caos y aleatoriedad. Muchas veces ni siquiera es posible culpar a nadie del sufrimiento, lo cual es una buena noticia. Como en las novelas del autor japonés, muchas veces sentiremos que nuestra vida es un sueño donde las cosas suceden sin razón aparente. Podemos afrontar este hecho con dos actitudes opuestas: podemos lamentarnos de lo injusto o absurdo que es el mundo o bien surfear las olas que nos trae la existencia. De eso va la cuarta lección.
4. Si sobrevives al caos, ya has ganado. Venimos al mundo a experimentar cosas, a tropezar y a resolver problemas, como hacen los personajes de Murakami. El premio es seguir adelante en la partida.
5. El orgullo y el miedo nos quitan lo mejor de la vida. ¿Cuántas veces nos hemos perdido una oportunidad, personal o profesional, por no haber dado el paso? Se trate de orgullo, como interpreta Murakami, o de miedo a ser rechazados, al contenernos tal vez dejemos la más bella página de nuestra historia por escribir.
En busca de la ternura perdida
— Tal y como comenta Carme García Gomila en un ensayo para Temas de Psicoanálisis, la soledad de los personajes de Murakami va más allá de las “relaciones líquidas”, el concepto del sociólogo Zygmunt Bauman para explicar el fin de los vínculos “para toda la vida” en un mundo en el que el amor se ha vuelto provisional y precario.
— Según García Gomila, bajo la rigidez de la sociedad japonesa late una ternura etérea, casi indetectable, pues está largamente reprimida en el alma japonesa y tal vez actualmente en la occidental. Las peripecias de los personajes de Murakami, en ese sentido, son una búsqueda desesperada de esa ternura que, con suerte, algún día tuvieron —quizás a través de su madre— y que se oculta dormida en el fondo de su alma.