Cuando él se fue ordené toda la casa para no tener nada que fuese suyo o me recordase a él. Un tiempo después encontré algunas de sus cosas en un armario, algunos libros y unos cuadernos. Los cuadernos los rompí o los tiré, todavía todo era demasiado reciente. Sin embargo los libros los guardé no se por qué.
Un tiempo después, que ahora parece una eternidad, me llamó la atención un libro de la biblioteca. Al principio no me acordaba pero era uno de los suyos, tan poco interés presté a esas cosas suyas. Al principio no reconocía el rastro del que lo escribió, pero era su letra, luego me di cuenta. Porque cuando empecé a leer encontré unas anotaciones al final del libro:
Otoño. Me suena a una mezcla. Mezclo palabras pero me entiendo. Otoño me huele a chimenea humeante, se me aparece como una hoja amarillenta, como atardeceres pardos y grises. Por lo tanto el otoño invita a leer y a…
Otoño me suena a amodorramiento. El año maduro llega a su fin…Después vendrá lo que vendrá pero esto no es tan malo…digo yo
Miro al cielo de noche, cielo estrellado, noche fría…el otoño viene y se va, hay que disfrutarlo mientras dure…
Hace ahora tanto tiempo que se marchó que hasta todo ha quedado olvidado y casi perdonado. Y sin embargo su texto me hizo pensar. Los cambios. Otoño en Musa suena a Primavera en España. Esa tierra que cada vez más se confunde con otras. Me quedo con la necesidad de disfrutar mientras dure, de no tener que aguantar por aguantar, con la necesidad de ser una misma.
Fuente: Variaciones en Despertando (25 de Noviembre 2012)